Un cerdo de pocos días, todavía mamón, un poco de manteca de cerdo, algunas especies, sal, un buen horno de leña y los cocineros segovianos han sido suficientes para que Segovia goce, incluso fuera de las España, de un gran reconocimiento gastronómico.
El cochinillo de Segovia ha trascendido, como todo plato realmente tradicional, el ámbito de lo culinario para pasar a ser un elemento cultural y de identidad de unas tierras y sus gentes.
Haya donde vayamos, si decimos que somos de Segovia, nos recuerdan al Acueducto, a Pedro Delgado y al cochinillo.
Receta
Ingredientes (para 6 o 8 personas):
- Un cochinillo de Segovia de 4,5 a 5 kilos aproximadamente
- Tomillo
- Romero
- Manteca de cerdo
- Sal
- Agua
Preparación
- Cortar el cochinillo a lo largo en dos mitades, y limpiarlo por dentro. (mejor lo pides en la carnicería que te lo limpien por dentro)
- Sazonarlo con sal.
- Espolvorear con tomillo y romero picado.
- Untarlo con manteca de cerdo por ambas partes. Colocarlo en una fuente de barro con las costillas hacia arriba y colocar debajo unas tablas o palos de laurel para evitar que se pegue en la fuente de barro.
- Se echa medio litro de agua en la fuente
- Se calienta el horno a unos 200-210 grados y se asa durante 1 hora u 1 ½ hora, vigilandolo de vez en cuando
- Se le da la vuelta y se vuelve a meter al horno durante 1 hora más (esto es para conseguir una corteza dorada y crujiente)
- Servir en una fuente cortado en trozos grandes y no echar el jugo encima de la corteza ya que la ablandaría y perdería el encanto que tiene al crujir.
También se puede echar un poco de vino mientras está en el horno, aunque yo creo que el vino está mejor en la copa.